El Arte de Detener el Tiempo
Al parecer ha encontrado una forma de congelar el tiempo por un instante, todos guardan su respiración, el se prepara, e inicia su acto, y el tiempo que se detuvo, sigue su camino, los asistentes vuelven a respirar; todos ahora maravillados notan que la gravedad a su alrededor se evapora, primero dos objetos volando a su alrededor después tres cuatro, seis, parece que se han puesto de acuerdo con él en una eterna confabulación para mantener entretenido al público, agrega un hulla a su acto, ¿pero no le basta?, solo un ligero error y la gravedad podría volver a condensarse, en unos cuantos y rápidos segundos la desafía juega con ella la hace su amiga, los espectadores de nuevo retienen la respiración y retienen los ojos bien abiertos, todo termina en una lluvia de aplausos y tintinear de monedas cayendo sobre el pavimento, jura que por esta tarde no volverá a malabarear.
Esta es la historia de cada tarde de fin de semana para “hippie” quien domingo a domingo y sábado a sábado, comparte su destreza para entretenimiento del peatón que circula por la intransitable alameda central, rodeado de deliciosos aromas de hot cakes recién hechos y elotes cocidos, dice “Me gusta conseguir sonrisas y asombró, cuando no, pues ya ni modo, a seguir echándole ganas”; declara que el malabar es todo para él; poseedor de una educación cortes y de respeto hacia sus semejantes “hippie” a los 16 años dejo casi por completo la escuela y se dedico a mejorar sus actos, a aprender a incluir hasta seis o siete objetos, a manejar el hulla, el kendo y el monociclo a inventar nuevas rutinas y actualmente dedica su tiempo a enseñar a otros “No se me da muy bien eso de tener alumnos y que me vean como un maestro, pero trato de enseñar a base del ejemplo”, y así es como el enseña y le reditúa a la calle sus enseñanzas, porque no todo lo que te enseña la calle es malo, “Sera malo si tu así lo quieres, pero yo se que nada es absolutamente bueno y nada es absolutamente malo”, todo es tan malo y tan bueno como tú lo quieras ver, para “hippie” todo está formado por una dualidad y la calle no es la excepción; la calle como la madre de todos los vicios pero también como la madre de todos los valores de mayor trascendencia e importancia en la vida de un joven, creadora de aquellas experiencias que te marcan como persona, experiencias que en ocasiones te tiran de dolor y angustia y en otras te hacen ser el humano más feliz sobre la tierra.
Siendo el segundo hijo de tres hermanos, creció sin sobreprotección ni libertinaje, como le sucedió a los dos hermanos de los extremos, “hippie” es hijo de las circunstancias, y el mismo lo expresa, “soy hijo de las circunstancias y del momento, no fui planeado y eso me late, soy un imprevisto en la vida de mis jefes”, hijo de una madre muy impulsiva y de un padre sumamente pasivo, si hablamos de su niñez es un claro ejemplo de un niño modelo, tranquilo pero despierto, preguntón pero no impertinente, solitario pero no antisocial, extrovertido pero no libertino, observador pero no prejuicioso; en su adolescencia, una eterna lucha por encontrar su lugar y sentirse aceptado por un grupo, cuenta que incluso para sentirse aceptado llego al punto de afectar a terceras personas, cuando se dio cuenta que estaba mal todo lo que hacía, se recrimino hasta el cansancio, no estaba respetando su vida ni la de los demás, estaba traicionando toda su educación, y creencias “Decidí nunca más hacer o imitar a alguien solo para caerle bien o para sentirme aceptado, en adelante me aceptarían por lo que soy no por lo que ellos quisieran que fuera”, tal fue su grado de decisión que hasta hoy en día no ha imitado a nadie solo por moda ni prejuicio, y en sus ojos aún se muestra la decisión por cumplir su promesa, por seguir solo lo que el corazón le indique.
“Al Entrar a la Prepa Fue Cuando Todo Exploto”,
“El Fue, Quien me Saco del Lio”
El cambio de secundaria a preparatoria nadie lo vive igual y el caso de “hippie” nos parecerá aislado y poco peculiar, pero para él y su carácter, asegura se termino de formar, en él una conciencia hasta entonces desconocida, en su interior conciencia social germinaba, en clases de historia todos hablaban de el lado oscuro de Miguel Hidalgo, Benito Juárez y del lado claro y luminoso de Maximiliano y Porfirio Díaz, “Me movieron la jugada, lo que antes yo pensaba era negro ahora no, por fin que era gris, lo que ayer era ahora ya no es”, da un suspiro, y una nube se posa sobre su cabeza, “Solo me arrepiento de no haber despertado desde más antes”, todos tenemos algo que reprocharle al destino, algo que dejamos de hacer” y en el caso de “hippie” se reclama el no haber escuchado los tambores desde antes, pero agrádese que se hayan dejado oír, otro suspiro y el panorama de su mente se despeja dejando ver un día repleto de sol, asegura que le gusta vivir el aquí y ahora, pero ¿existe el futuro?, si, pero lo que importa es lo que hagas ahora, “Por eso no creo en el hubiera, solo en el vive y deja vivir”.
Académicamente hablando, sus calificaciones fueron a la baja, “Era la escuela o el malabar, yo me decidí por el malabar”, y eso es algo de lo que menos se arrepiente, su familia como toda otra, se preocupo por su hijo y hermano y descubrieron que no era solo una afición momentánea, sino una verdadera vocación; hoy en día cuando habla sobre cómo fue que el malabar lo saco de todo ese enredo mental sus ojos se van a la nube más lejana del cielo, su imaginación retoza un poco y regresa a los límites de su mente, pero un poco más libre, “Me saco del enredo mental, pero no porque desviara mi atención a otro lado o no me dejara pensar”, al parecer mientras practica hulla, kendo o monociclo su mente siguió trabajando en automático y sin dejar de pensar en todos esos problemas que no lo dejaban dormir, pero su creativo cerebro tampoco dejo perder la concentración y el equilibrio, tanto físico como mental en una verdadera hazaña de autocontrol y conocimiento.
“Yo llegue a el por la circunstancia en la que se dio nuestra casualidad” Un día de sol intenso, de calor que deshacía un helado de crema sobre el hirviente pavimento, en compañía familiar y de amigos, “hippie” escucha una música a lo lejos, son tambores, pero ¿qué dicen? “parece que me llaman”, piensa en seguir el bin, bin, bap, pero de un de repente, este para, solo logra ver a lo lejos conos y pelotas de colores por el aire, a sus oídos llegan nuevamente esas dulces notas, bin, bin, bap, bin, bin, bap, en una incansable secuencia, en esa su primera vez, se enamoro; “Fue una experiencia tan placentera, el solo hecho de verlos, que tenía que intentarlo”, un nuevo suspiro y la nube sobre su cabeza suelta su lluvia contenida, seguida de unos segundos de estupor, parecería que vuelve a vivir todo dentro de su mente y regresa a la realidad, con un estremecimiento, en esos momentos me pregunto ¿Sera acaso un reflejo de su mente?, ¿Sera una añoranza por los días que no volverán?, pero si vive el ahora, ¿Sera que es un reflejo involuntario?, ¿Sera?
Poseedor de una capacidad asombrosa de coordinación, “hippie” no hace alarde de sus logros, sino que por el contrario, los comparte con todos sus no-alumnos, como él los llama “Cada día trato de aprender algo nuevo, y de pasarlo a otra persona”; claramente este chico es todo un caso para la psicología, por momentos perdido en la inmensidad de sus pensamientos otros, más atento que una ardilla en busca de alimento, abría que agregarle que por lo flaco que esta, mas parecencia un esqueleto bailando que un chico malabareando, si te fijas bien querido lector, tal vez este chico este a lado tuyo, el siempre resaltara de entre las personas de su alrededor, eso lo te lo puedo asegurar.
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